La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal.
De lo expuesto precedentemente destaco que la representatividad significa que los ciudadanos no gobiernan por sí sino por medio de sus mandantes, sus representantes, quienes al expedirse en cualquier acto de gobierno no deben priorizar sus intereses personales o del partido político que integren sino los objetivos enumerados en el Preámbulo de la Constitución Nacional, esto es: constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad.
Con referencia concreta a las clausulas mencionadas los representantes deben realizar sustancialmente el objetivo del «bienestar común», en cuanto él sea el bien común de la filosofía jurídica clásica.
Lo dicho tiene por fin criticar la controversia general en el Congreso de la Nación respecto de la sanción de la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos que por falta de la necesaria prudencia y sentido común para otorgar al Poder Ejecutivo los instrumentos necesarios para gobernar la Nación y a pesar de que la mayoría de las normas propuestas eran consideradas por los mismos legisladores de las distintas bancadas como buenas se vio frustrada por una actitud de capricho adolescente ignorando que los representados, esto es, el pueblo que eligió a cada uno de los legisladores le había impuesto con la premura que un país destruido necesitaba para salir con urgencia de ésta pesadilla que conlleva el riesgo de la quiebra institucional en poco tiempo.
No entiendo que individuos que ejercen el honroso y responsable cargo que el pueblo de la Nación les otorgó carezcan en una situación de máxima gravedad de la virtud a aplicar la experiencia, la lógica y el sentido común que supongo habrán llevado al Congreso para reducir al mínimo la pésima situación de vida que estamos pasando.
A mi juicio, sólo se requiere la capacidad de apreciar que antes de cualquier interés mezquino o errado está como hemos destacado al citar el Preámbulo de la Constitución Nacional el bienestar general con el alcance amplio que le otorga la norma fundamental del país, el bienestar general de todos los habitantes y la grandeza de la Patria, apreciando que sería de gran utilidad para conseguir ese logro actuar con la generosidad que el momento requiere.
Juan B. Alberdi en sus Obras Selectas dice: «La Constitución general es la carta de navegación de la Confederación Argentina. En todas las borrascas, en todos los malos tiempos – cómo hoy nos sucede -, en todos los trances difíciles, la Confederación tendrá siempre un camino seguro para llegar a puerto de Salvación, con sólo volver sus ojos a la Constitución y seguir el camino que ella le traza, para formar el gobierno y para regular su marcha» (la cursiva me pertenece).
Imagen de Temes, Constitucion Nacional ilustrada, Revista Noticias
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