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Escrito por hector luis manchini   
Miércoles, 15 de Enero de 2014 09:14


El homicidio en los festejos del Gauchito Gil y el ataque a la anciana de Centenario fueron los dos primeros casos que se resolvieron en breves audiencias orales.

Neuquén > En el debut del nuevo Código Penal, un hombre acusado de homicidio y otro joven sospechado de abuso sexual recuperaron ayer la libertad. Las liberaciones no significan que queden desvinculados del proceso en su contra ni del juicio que podrían enfrentar en poco tiempo.

En la primera audiencia, la jueza Ana Malvido denegó la prisión preventiva para el hombre de 39 años detenido por el último crimen cometido en Plottier durante los festejos del Gauchito Gil. Al escuchar al defensor, al fiscal y al acusado, entendió que no hay riesgo de que entorpezca el proceso; y que la gravedad del hecho es sólo un parámetro a tener en cuenta.

 
Escrito por hector luis manchini   
Miércoles, 15 de Enero de 2014 09:14


El homicidio en los festejos del Gauchito Gil y el ataque a la anciana de Centenario fueron los dos primeros casos que se resolvieron en breves audiencias orales.

Neuquén > En el debut del nuevo Código Penal, un hombre acusado de homicidio y otro joven sospechado de abuso sexual recuperaron ayer la libertad. Las liberaciones no significan que queden desvinculados del proceso en su contra ni del juicio que podrían enfrentar en poco tiempo.

En la primera audiencia, la jueza Ana Malvido denegó la prisión preventiva para el hombre de 39 años detenido por el último crimen cometido en Plottier durante los festejos del Gauchito Gil. Al escuchar al defensor, al fiscal y al acusado, entendió que no hay riesgo de que entorpezca el proceso; y que la gravedad del hecho es sólo un parámetro a tener en cuenta.

 
Escrito por hector luis manchini   
Viernes, 24 de Junio de 2011 19:08

La carta que publicó el diario Norte de la provincia del Chaco.

COMPOSICION ESCOLAR DE UN ALUMNO DE EGB 2. PUBLICADA POR EL DIARIO “NORTE” DE RESISTENCIA-Chaco- EN SU EDICIÓN DEL 07/11/05 (PAG.42).
ENVIADO POR BELEN ALVAREZ DE LA LOCALIDAD DE QUITILIPI-CHACO (tomado de Filosofia digital)

* * * * * *

¿QUÉ ES LA JUSTICIA SOCIAL?

niños justicia socialLa maestra nos dio como tarea hacer una redacción con este título. Yo descubrí que la Justicia Social es la mejor ayuda para los pobres y permite a las personas vivir sin trabajar. No me resultó muy difícil porque es el caso de mi familia y otros vecinos.

En casa estamos todos muy contentos, el único que está enojado es mi abuelo que protesta porque cree que así no se levantará el país. Él sale a cortar pasto en los otros barrios, limpia jardines y arregla bicicletas. Dice que eso es ganarse la vida, pero mis padres se ríen y piensan que él está “fuera de onda”. 

Antes vivíamos en la casa de mi abuelo, que es grande pero algo vieja. Papá se ocupaba de mecánico y mi mamá vivía quejándose, porque además de trabajar para su patrona, también tenía que lavar las ropas y las camisas engrasadas de papá. Mi hermana cocinaba, mi hermano era cadete y yo hacía los mandados. Siempre íbamos a la escuela porque mi abuelo le dijo a mi papá que si no nos mandaba, teníamos que irnos de su casa.

Ocurrió que una tarde llegaron unas señoras que parecían maestras, pero no eran. Mi papá no quiso atenderlas y hablaron con mi mamá. Le dejaron unos papeles. Durante la cena mi mamá dijo que el tema era la Justicia Social y contó lo lindo que sería porque nos darían una vivienda nueva y gratis. Mi papá rió y mi abuelo se quedó muy pensativo. Al final papá fue a firmar los papeles.¡Y era cierto!

Cuando inauguraron el barrio nos fueron a buscar en un colectivo. Conocimos al gobernador y otros altos funcionarios. La casita es increíble: tiene baño, cocina, canillas con agua y focos por todas partes. Aplaudimos tanto porque también dijeron que no tendríamos que pagar impuestos ni agua ni luz.

Otro día volvieron las mujeres con más papeles. Mi mamá se ocupó de sacar fotocopias de todos los documentos de la familia. Al tiempo las señoras le vinieron a mostrar la lista y le dijeron que tenía que ir a cobrar como Jefa de Hogar. También llegaron unos muchachos y le mostraron otra lista para ir a retirar las mercaderías de los galpones.

Después mi papá se fue a una reunión del barrio y consiguieron un comedor donde vamos todos los chicos y también traemos una ollita a nombre de mi abuelo, pero él no sabe nada, que si no arma un lío bárbaro. Ayer inauguraron una sala para tener remedios gratis.

Mi mamá está muy contenta, ya no tiene que ir a lavar la ropa y mi papá ya no le trae camisas engrasadas porque aceptó ser el “referente” del barrio y cobra un plan. Le prometieron que si ganamos la intendencia lo pasarán a “contrato seguro”. Tiene que repartir los papeles, hacer las listas y ayudar en los actos.

Mi hermano mayor se hizo piquetero, le dan ropa y le pagan doble cuando hace turno de noche; cuando sea mayor de edad también le darán un plan. Mi hermana y yo cobramos la beca escolar, aunque este año fuimos poco a la escuela por los paros y porque faltamos por las manifestaciones.

Sólo mi abuelo no aceptó el beneficio de la Justicia Social y sigue viviendo solo en la casa vieja. Mi papá dice que es por que está “fuera de onda” y es un viejo amargado.

Cuando sea algo mayor voy a ser piquetero, después me gustaría ser “referente del barrio” y ayudar a los pobres para que todos gocen de la Justicia Social y no tengan que andar trabajando por unas miserables monedas como dice mi papá.

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Escrito por hector luis manchini   
Martes, 21 de Junio de 2011 20:42

Reportaje del diario www.tiemposur.com.ar de Rio Gallegos Argentina

Una de las problemáticas que no han sido bien tratadas en la capital de Santa Cruz fue la de la ludopatía o el juego compulsivo. La misma surge debido a una necesidad de apostar dinero, ya sea para recuperar lo perdido o por el simple hecho de sentir la adrenalina de la apuesta. En este año, treinta personas se acercaron para pedir ayuda por juego compulsivo.
TiempoSur se comunicó con uno de los consejeros de juego responsable de la ciudad, quien explicó que “las personas que tienen este tipo de problemas vienen a la sala de juegos y no tienen un control sobre sí mismas. Se cierran en su mundo y no tienen nada más en mente que el riesgo de jugar”, comentó.
Muchos de los jugadores compulsivos comienzan a tener impulsos agresivos debido a la pérdida de dinero, como así también debido a las ansias de recuperar lo perdido. A su vez, dejan de ver el juego como un entretenimiento o una manera de divertirse, y comienzan a sentirlo como una adicción.
“Hubo casos en los cuales las personas dejaron de pagar los servicios, hipotecas y alquileres y han venido a jugar su sueldo por completo. Muchas veces, lo han perdido todo, y vuelven con la intención de volver a recuperarlo”, explicó el consejero. Adrenalina
“El jugador compulsivo sabe que no podrá recuperar todo lo que ha apostado, ya que las cifras suelen ser grandes. Apuestan sumas monetarias importantes, con la esperanza de recuperar lo perdido, aunque saben que no podrán. Lo que les gusta a ellos es la sensación de riesgo que produce el apostar dinero. Son adictos a la adrenalina que les produce jugar”, comentó el entrevistado y agregó que “pierden el sentido del juego por diversión, ya que lo hacen sin tener control alguno”.Familias
“Hubo casos tratados en los cuales los jugadores se alejaban de sus familias, parejas y amigos. Se acercaban a la sala a jugar en soledad, y perdían la noción del tiempo y el espacio por el juego. Las familias de estas personas son las que en algunos casos, acuden a pedir un seguimiento”, explicó.Juegos
Los juegos que más entretienen a la gente, son las máquinas de azar, en las cuales el jugador apuesta una cierta cifra, y tras activar el tragamonedas, el jugador espera el resultado. Estas son las que más se encuentran en las salas de juego, ya que la mayoría de las personas apuestan en ellas debido a su sencillez. En este juego, es donde más se encuentran los jugadores compulsivos, apostando constantemente. Control
“Este año hubo alrededor de treinta personas que vinieron personalmente a pedir ayuda para dejar el juego compulsivo. Las personas que toman esta decisión, se acercan a hablar con nosotros, y tras completar una ficha con sus datos y hacer un pedido mediante Juez de Paz, se les saca una foto de cuerpo entero y es colocada en la recepción de la sala. Los mismos reciben un tratamiento durante seis meses, en los cuales se les restringe el acceso a la sala. Este programa comenzó a principios de año, y nosotros luego vamos haciendo un seguimiento de la persona para saber como va su recuperación”, comentó el consejero.Consejos
En caso de que una persona o un familiar necesiten ayuda con el juego, es recomendable que se contacte con los consejeros de las salas. Se les recomienda además, que las personas que asistan a las salas lo hagan teniendo en mente un límite de tiempo y dinero para jugar, ya que el exceso de los mismos podría ser el puntapié inicial a la patología. En todo momento, desde las salas y junto a los consejeros, se recomienda el jugar para divertirse. Además, se pide asistir a jugar acompañados, ya que el jugar solo puede volverse compulsivo.
En tiempos de crisis emocional es recomendable no jugar, ya que se disminuye el autocontrol. Las personas que estén atravesando una crisis de esta índole están más propensas a jugar compulsivamente, ya que además de no tener el autocontrol suficiente, tienden a descargar sus frustraciones en el juego.

 
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Escrito por hector luis manchini   
Martes, 08 de Marzo de 2011 18:15

Eduardo Amadeo, economista, autor de "País rico, país pobre"

Enrolado en el peronismo opositor al kirchnerismo, Eduardo Amadeo –diputado nacional– sostiene que la erosión de toda posibilidad de expectativa de vida digna que afecta a millones de argentinos fractura

el país en dos.


–¿Cuándo sale su libro "País rico, país pobre"? En el mundo de la política se habla mucho del tema y también en el campo académico.

–En pocos días más. Refleja mucho de una parte intensa de mi experiencia sobre la pobreza. En alguna medida, el ensayo que acabo de publicar en el libro que compiló Roberto Lavagna –"Pensando un país"– hace a mi libro.

–En un tramo de su ensayo usted señala que la pobreza implica erosión de los activos materiales y simbólicos de los afectados. ¿Qué abarca lo simbólico?

–Ahí reflexiono desde mi trabajo en villas. Le doy un caso: ahí los chicos tienen destruido el sistema de aspiraciones. Se crían y crecen con un techo muy bajo en cuanto a sus expectativas de vida y su relación con el futuro. De hecho, no hay idea de futuro, sólo hay presente y miserable, claro: pobreza y pobreza. No se piensa más allá de ese presente. A esto le llamo destrucción de un "activo simbólico". Tomo sólo un caso, pero son múltiples.

–¿Cómo se referencian con el trabajo como valor?

–Ése es otro tema muy denso. Tiene muchas aristas y hace a otro "activo simbólico" destruido. Muchos sienten que son blanco de discriminación en relación con el trabajo como valor... que la "Argentina rica", es decir la distinta de ellos, los mira con desprecio, siempre desde el eterno "no quieren laburar". Un juicio ligero, superficial, ajeno a toda reflexión sobre cómo condiciona la pobreza las visiones, los imaginarios de los pobres. Lo que sucede con estos chicos es que les cuesta entender el valor del esfuerzo porque sólo conocen la vida como eterna subida en la que nunca llegan. Nunca la cima. Por el contrario, la pobreza de estos tiempos siempre baja y baja... es cada vez más pobreza, va rumbo a la marginalidad, a la exclusión. El afuera en el que están es más afuera que nunca. Mire, cuando uno investiga esta geografía social, llega a la conclusión de que la erosión de los "activos simbólicos" es una especie de encadenamiento: todo hace a todo.

–¿En qué sentido?

–Cuando no se puede armar un proyecto de vida entra en juego la autoestima. Se lastima. A fuerza de perder y perder los pobres tienen muy erosionada su autoestima, otro "activo simbólico" que hace a afectos básicos de la psicología del ser humano. Y hay otro "activo simbólico" deshecho que afecta a los pobres: no tienen sistema de elección porque el pobre no puede elegir. Las cosas cotidianas de la vida se les convierten en imposibles; llegan las clases y ellos saben que no cuentan en la cotidianidad de millones de hogares que reflexionan sobre a qué escuela mandar a los chicos. Los pobres saben que la suya será una escuela pública destruida como sistema de formación.

–¿Entonces está de acuerdo con lo que dice Juan José Llach en cuanto a que hay un servicio educativo "pobre para pobres"?

–¡Por supuesto! Ese libro de Llach –"El desafío de la calidad educativa"– es muy revelador de lo que está sucediendo en esta materia. Y esa escuela no genera nada, no alienta nada. Incluso es una escuela que genera temores. Le cuento una anécdota. Días atrás almorcé con un hijo mío. Me comentó que la señora que trabaja en su casa le solicitó un adelanto de dinero para ver si podía inscribir a su hijo en una escuela de mejor nivel que la escuela pública a la que iba. "No quiero perderlo en esa escuela", le dijo. Aquí el término "perderlo" expresa un miedo: que el pibe termine en cualquier lado.

–¿Cómo se proyecta, en términos de desfigurar la historia de la sociedad argentina, esta macropobreza? Al menos en el campo académico, se trabaja mucho sobre qué perfil de sociedad está naciendo.

–Tomemos un caso: la movilidad social ascendente que siempre, con mayor o menor ritmo, definió a la Argentina desde muy lejos. Fue un proceso que integró al país porque, reflexionándola como proceso, ése fue un inmenso aporte: construir un solo país... integraba. Cuando la movilidad social perdió ritmo, se dosificó, surgieron dos países: hoy.

–¿Estas Argentinas se enfrentarán? No pregunto en términos de guerra civil, que por definición para plasmarse requiere de ideologías, fracturas de lo que hoy se llama "organizaciones totales" –el poder militar, por caso–, hablo de colisión no orgánica pero grave.

–Mire, hace tres años el Banco Mundial me encargó comentar una encuesta que habían hecho a 3.000 argentinos. Le preguntaban a la gente qué pensaba de los beneficiarios de planes sociales. Me espantó el resultado: el 80% de los consultados decía que los que reciben planes no trabajan porque no quieren, dicho literalmente. En ese tipo de conclusión se expresan visiones muy arraigadas de los que tienen –yo los llamo ricos– sobre los pobres. Y expresa una visión sobre los pobres: inútiles y costosos. Es una relación bajo tensión. Pero también expresa a los pobres contra los pobres, porque el pobre que no tiene un plan piensa que el otro pobre no trabaja porque tiene un plan. Volviendo su pregunta: sí, son dos Argentinas que parecen destinadas a enfrentarse... basta seguir el discurso discriminatorio de los que tienen sobre los que no tienen y de los pobres contra pobres de otra nacionalidad, paraguayos por caso, para percibir, al menos hoy, la tensión que domina en estos vínculos y eventualmente los desenlaces con que puede proyectarse esa tensión.

–León Arslanian sostiene que la inseguridad, tal cual se ha proyectado, expresa aspectos de lucha de clases. ¿Está de acuerdo?

–No sé, no reflexiono el tema desde ese ángulo. Incluso desde lo discursivo –caso Luis D'Elía, que reflexiona estos problemas desde un discurso de clase– no tiene mucha aceptación. Por ahora creo que lo que impera es un imaginario de exclusión... tampoco de un odio que desencadene otros escenarios, al menos hoy.

–¿En que términos detectan los sectores que van quedando fuera del sistema que están quizá en un trayecto sin retorno?

–En términos de desesperación.

–¿Cuántos argentinos integran la Argentina de la movilidad social, el "país rico" como usted lo llama?

–Unos 30 millones; el resto es exclusión, indigencia y lo que llamo estado de incertidumbre... son estadios entrelazados. En realidad lo que se puede afirmar es que hay cuatro millones de seres en estado de indigencia total... la Calcuta de Argentina. Luego están los millones de pobres que superan el nivel de indigencia pero –como lo señalo en mi ensayo– no alcanzan a completar el nivel de la canasta familiar y tienen un acceso degradado a los bienes y servicios esenciales. Por otra parte, hay que computar que todos los que trabajan o tienen una changa en esta geografía de la pobreza lo hacen en negro, en condiciones extremadamente precarias. Me impresionó mucho, lo leí en estos días, el informe hecho por SEL Consultores sobre el trabajo en negro entre los jóvenes... ¡es tremendo!

–En términos de Ortega y Gasset, una generación muda o ingresa a otra etapa de su vida cada 15 años. Si seguimos este razonamiento, ¿acá estamos en por lo menos una generación y media perdida?

–Una, seguro. A los pibes que hoy entran en la adolescencia y no ingresarán a la secundaria, así tengan la asignación universal, la vida ya los toma deteriorados. Forman parte del país que nunca podrá "sacar la cabeza".

–Pareciera que la historia argentina comenzó a estar signada por jugarse alegremente mucho de su capital humano.

–Algo de eso, ¿no? La hiperinflación de los 80 llegó con el sello de su década anterior, en que la clase media comenzó a empobrecerse por la contracción sistemática del PBI. La inflación y la híper siguieron devorando sectores, expectativas. Luego, en los 90 y sus finales, llegamos a niveles de desocupación que nos eran desconocidos y nos fuimos acercando al 50% de la población con ingresos propios de la pobreza y así y así. Hoy de nuevo la inflación, que si a alguien devora terminantemente es a los pobres. Los días idílicos de los 60 y 70, con el 5% de desocupación y el 10% de trabajadores en negro, bueno, son eso: días idílicos.

–¿Cómo se sale de este problema?

–Se sale, sí... se lo cuento en días más, en mi libro.

carlos torrengo
carlostorrengo(at)hotmail.com

Articulo original de Rio Negro online, 7 de marzo de 2011, para consultarlo hacer click aqui

Última actualización el Martes, 08 de Marzo de 2011 18:26
 
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