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El derecho a portar armas PDF Imprimir E-mail
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Escrito por hector luis manchini   
Viernes, 02 de Julio de 2010 17:42
En la publicación La Opinión, On line (parte de la red impre.com), se informa que en el día de la fecha 28
de junio de 2010, el Tribunal Supremo de EEUU determinó que el derecho a portar armas, consagrado en la
Segunda Enmienda de la Constitución, debe ser respetado plenamente por todos los estados y todas las ciudades del país, en una decisión considerada "histórica". En su sentencia, los nueve magistrados del máximo tribunal de EEUU votaron con cinco votos a favor y cuatro en contra de extender a todo el país el derecho a llevar armas como una garantía fundamental, declarando así inconstitucional una prohibición para armas cortas implantada por Chicago y Oak Park (Illinois) hace 28 años.
La Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos recogió el derecho a poseer armas tanto en su interpretación medieval como en la moderna. Literalmente dice "A well regulated militia being necessary  to the security of a free State, the right of the People to keep and bear arms, shall not be infringed" (Traducido al español, "Siendo una milicia bien preparada necesaria para la seguridad de un estado libre, el derecho a tener la responsabilidad de un arma no debe ser vulnerado"). Por tanto, para los partidarios del control de armas sólo alude a entidades oficiales como el ejército, mientras que para los defensores de la  enmienda reconoce el derecho de todo individuo a poseer armas. Lo cierto es que los redactores de la  Segunda Enmienda seguían la segunda interpretación, conforme el pensamiento de James Madison y  Alexander Hamilton.
Los defensores del derecho a poseer armas alegan en su favor además la Novena Enmienda. Ésta declara que ninguna ley puede violar derechos de los ciudadanos previamente reconocidos. Es decir, como el derecho a poseer armas existía antes que la Enmienda (y antes de la independencia de los Estados Unidos), no puede ser conculcado.
En relación a lo expuesto se ha dicho: "Los partidarios de controlar el uso de las armas argumentan que la enmienda fue establecida para asegurar que los estados pudieran mantener milicias o cuerpos de seguridad,  en respuesta al temor y recelo que abrigaban en el siglo XVIII de tener que hacer frente a un Gobierno  federal todopoderoso”.
Mientras, los que están a favor del derecho a llevar armas alegan que el artículo en cuestión otorga a los ciudadanos la prerrogativa de llevar armas para uso privado, incluida la defensa propia. Con su decisión, el Tribunal Supremo amplía a todo el país su histórica determinación de 2008, cuando indicó que los  ciudadanos estadounidenses tienen derecho a tener armas, tanto para defenderse como para cazar, al  declarar inconstitucional una de las leyes restrictivas más estrictas del país, la del Distrito de Columbia, que  prohibía las armas cortas en su jurisdicción desde 1976 (Informaciones.es. on line).
En suma la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos se pone del lado de que el derecho a poseer armas es un derecho anterior a cualquier tipo de restricción sobre el punto (como consagra la  novena enmienda según lo dicho más arriba) y coincide con los argumentos de los defensores de la segunda  enmienda que reconoce el derecho de todo individuo a poseer armas por ser una garantía esencial a la defensa personal del ciudadano.
Este era el pensamiento de Hamilton y Madison que defendían el derecho de todo ciudadano a poseer armas con diferentes argumentos que finalmente coincidían.
Para James Madison el fin de este derecho es garantizar al ciudadano su defensa en caso de que el Estado se extralimite. Madison fue de los primeros políticos en reconocer que el ejército puede amenazar la libertad de la nación. Y además señaló cómo los estados europeos restringían el acceso a las armas por los civiles -precisamente por asegurar su poder.
Alexander Hamilton señaló sus ventajas de cara a la creación de milicias. En Estados Unidos no hay más ejército que el federal, de modo que ningún estado de la Unión puede tener un ejército propio. Pero gracias al derecho a usar armas los gobiernos locales pueden formar milicias con los ciudadanos mejor preparados. Así no necesitan un ejército propio, y si excepcionalmente el ejército federal no puede actuar en algún Estado, su gobierno podrá tomar la iniciativa.
Finalmente podemos concluir que la resolución del Tribunal Supremo de Estados Unidos de Norteamérica tiene como fundamento esencial consagrar la garantía del derecho natural del ciudadano de poseer armas con el fin sustancial de proveer a su defensa personal, destacando que ha ratificado la tendencia de su población de tenerlas sin restricciones . No es un dato menor que noventa millones de estadounidenses posean doscientos millones de armas de disantos tipo, siendo el país donde la población posee relativamente mayor cantidad de armas por persona en todo el mundo.
Al prohibirse cualquier manera de limitación al derecho otorgado ya sea por leyes de los Estados o de carácter local la prerrogativa dispuesta es de máximo amplitud e incondicionada.
El tiempo dirá si la decisión de impedir a los Estados y autoridades locales regular la posesión irrestricta en los casos que diversas circunstancias así lo exijan es acertado.
Es regla general en cualquier sistema jurídico que los derechos otorgados absolutamente pueden llevar a excesos no queridos. De allí que a mi criterio debió reservarse a las autoridades locales el derecho a limitar la atribución otorgada cuando las circunstancias de momento debidamente apreciadas lo exigieran.
 
Publicado en la Ley Online del 2 de julio de 2010 
Última actualización el Viernes, 02 de Julio de 2010 17:52
 
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