El 4 de junio de 2011 fue el punto de partida de una pesadilla que aparece interminable para los habitantes de las bellas ciudades que conforman la zona de los lagos, asentadas junto a la Cordillera que nos separa de Chile y bañadas sus costas por los más imponentes y hermosos espejos de agua dulce como por ejemplo lo son sin duda el Lacar, en San Martín de los Andes y el Nahuel Huapi  en Villa la Angostura y Bariloche.

En efecto en esa jornada la vida de los pobladores del paraíso dio un vuelco, la multitud de bellos colores que identifican la escenografía de cada lugar se tiñó del gris de la tristeza incomprensible, injusta, espantosa.

Ese día - la erupción del volcán Puyehue- dispersó 100 millones de toneladas de ceniza, arena volcánica y piedra pómez, una cantidad comparable a la carga de 24 millones de camiones de transporte de áridos.

Esa enorme cantidad de material caído se equipara a una pirámide de arena con base de 1 kilómetro de la magnitud de la energía puesta en juego en este fenómenos geológicos, como por ejemplo, que la potencia de la erupción del volcán Puyehue-Cordón Caulle es equivalente a 12 veces la potencia eléctrica instalada en Argentina, o al 2% de la potencia eléctrica mundial. En las conclusiones los autores señalan que aun si se tomara la mitad de la altura para la elevación inicial del material, la potencia sería muy elevada.

La potencia de la erupción del volcán Puyehue-cordón Caulle es equivalente a 12 veces la potencia eléctrica instalada en Argentina, o al 2%de la potencia eléctrica mundial.( Ver "Con el poder de 70 bombas atómicas( en www.lavozdelosandes.com.ar, fuente Diario Río Negro).

Es desastre descripto generó la acción solidaria de los habitantes de las distintas ciudades, que viven esencialmente del turismo y los sorprendió al inicio de la temporada invernal, las cenizas que llegaron a a tapar casas de grandes magnitudes fueron limpiadas una y otra vez por la acción manual de los vecinos, quienes sufrieron inevitables secuelas de la tragedia que afectó su ánimo.

En una excelente entrevista realizada por el diario La voz de los Andes Online a la médica especialista en psiquiatría Virginia Clark, residente de San Martín de los Andes la profesional destaca sobre la salud de los afectados que " ... lo que estoy viendo ahora es una mayor incidencia de estados de ansiedad, que en algunos casos llega al pánico, cuadros de angustia frente a la incertidumbre y también preocupaciones somáticas, trastornos del sueño. Mucha vulnerabilidad frente a la angustia o la soledad, necesidad de tramitar simbólicamente esta condición enunciada como desastre y vinculada a la erupción volcánica".

Más adelante la doctora Clark remarcando la necesidad de asistir a la gente por los servicios de salud  mental como damnificados afirma "Es importante distinguir a una víctima de un damnificado. La víctima queda atrapada en una determinada situación, frizzada emocionalmente en el hecho, y necesita asistencia externa especializada para salir adelante. El damnificado ha sufrido un daño, total o parcial, pero no queda inerme. Los servicios de salud mental deben asistir a los afectados no como víctimas, sino como damnificados, y deberían implementar programas ya diseñados de prevención en salud mental tanto individual como colectiva. Este es un tema político que conllevaría grandes beneficios sociales y económicos".-

Aquí hay un punto donde el Estado, mediante el área de salud pública, debe poner a disposición de la  población todos los recursos que sean menester para resolver integralmente, sin peros ni condiciones, la cuestión planteada por la Dra. Clark entendiendo que las comunidades afectadas necesitan, para volver a su pasado esplendor, un elemento humano plenamente recuperado. Remarcando que salvo casos aislados de excelentes profesionales, como la Dra. Virginia Clark, los médicos con especialidad en la materia son definitivamente escasos en la zona.

Desde el punto de vista del trabajo y la producción es obvio que la erupción del volcán hizo trizas la economía del lugar. Se requerirá de mucho apoyo económico, estudios técnicos, relevamientos minuciosos, para volver a la normalidad las actividades, mantener las fuentes de trabajo, adoptar medidas para paliar los efectos de la crisis.

Así la Dra. Clark al diferenciar emergencia de catástrofe sostiene: " Esto no es una emergencia, sino una catástrofe porque se trata de un evento que ha interferido en nuestra cotidianeidad de manera inesperada. Y que incide en la posibilidad de darle de comer al pueblo. Ahora estamos muy preocupados por el cerro, pero pensar hacia delante es tener previsto también qué pasara con el mercado estival, la afectación en la pesca, y para eso hay que estudiar, formarse. No llegar tarde con desmentidas y negaciones" (Ver "La salud Mental en tiempos de invierno y cenizas" en www.lavozdelosandes.com.ar).

Lo expuesto marca con claridad la gravedad de la situación que viven las ciudades afectadas por la erupción del volcán Puyehue - cordón Caulle  y pretende destacar que para retornar a la situación anterior se requiere del urgente apoyo del gobierno nacional y provincial ya que la magnitud del desastre sobrepasa los medios humanos, técnicos y económicos locales. Las distintas esferas de poder deben tomar conciencia de la entidad del problema y con generosidad adoptar recaudos que se extiendan desde exenciones impositivas hasta subsidios pecuniarios de entidad suficiente para superar el desastre.

En San Martín de los Andes, Villa la Angostura, Villa Traful, Bariloche y en toda la zona lacustre lastimada por las cenizas, estuvo el Paraíso. Cualquier esfuerzo será bienvenido para recupéralo.

Cenizas en el paraíso - Las fotos son de "The Big Picture"     y de La voz de los Andes