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Cuando es ternura en la pluma PDF Imprimir E-mail
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Escrito por hector luis manchini   
Sábado, 17 de Mayo de 2014 12:51
abuelo nieta

Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear” Gandhi

Hoy la pluma se viste de Gala. La luz de esos ojos intrigantes, luminosos, sin cuestiones, pestañas larguísimas que juegan caprichosas, que auguran una dama relevante que hoy te seduce con sus calzas verdes y su vestido que acaba de estrenar mientras estira los brazos para jugar con el Abu, para regalarte la mas brillante de sus sonrisas y el abrazo fuerte, la mejilla tibia de esa piel de seda de la niña que te ama sin condiciones, que dice de vos apenas reconoce tus pasos en la escalera, que en su lenguaje precoz no deja de anunciarte que será bailarina y en tu mente aparece su imagen bella, en su mejor rutina triunfando en el escenario de los consagrados, vos te harás cargo, la llevarás a la escuela del Colón, te involucras en los sueños de esa mocosa que nunca escuchará un no de tu boca.

Y Beni ese torbellino de cabello como el trigo que nunca se cansa que siempre requiere, puro bullicio que indica con rigor la casa del Abu con esa ternura que uno tanto apetece.

Amamos a nuestros hijos, pero nos dejamos amar por nuestros nietos, tu trascendencia, Gala y Beni que te llevan de la mano a mostrarte sus sueños, ese mundo de ilusión en que te involucras dejándolos hacer, relajado, y la felicidad se hace fuerte en tu trajinado corazón.

Ahí te das cuenta que la lucha de toda la vida, ese afán por no dejar tus palomas a merced del viento sin tener reparo, esa obstinación de superar peros y borrascas te llevó a la maravilla del incondicional cariño de ese par de bajitos que en cada caricia, en cada beso, en el fuerte abrazo te hacen sentir que todo lo andado valió la pena, esos dos traviesos son el sensacional premio mayor que natura te tenía reservado para recorrer satisfecho el último tramo.

Te entregas sin resistencia, el Abu hoy bajó la persiana de críticas y rezongos, entrometido en los sueños, realidades e ilusiones de dos mocosos libres y felices se topa con la esperanza del buen futuro, con el remanso de aguas claras que le dicen sus miradas en esta tarde de sol y celeste cielo.

Última actualización el Miércoles, 21 de Mayo de 2014 16:22
 
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