La libre expresión de las ideas por la prensa es consagrada por la Constitución Nacional en el art. 32 de su texto.

Allí prescribe: "El Congreso federal no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicción Federal".-

Que por otro lado la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación ha dicho sobre el punto: "Entre las libertades que la Constitución Nacional consagra, la de prensa es una de las que posee mayor entidad, al extremo de que sin su resguardo existiría tan solo una democracia desmedrada y puramente nominal, incluso no sería aventurado afirmar que, aún cuando el artículo 14 enuncie derechos meramente individuales, está claro que la Constitución, al legislar sobre la libertad de prensa, protege fundamentalmente su propia esencia democrática contra toda posible desviación tiránica" (fallos: 248:291, 311:2553 entre otros).

Ahora bien, el precepto de nuestra Carta Magna enunciado y la doctrina del Alto Tribunal de la Nación, quedarían en una mera expresión de deseos, si ese derecho tan preciado no pudiera ser ejercido por el pueblo de manera concreta.

Ello se consigue por la manera más democrática de exponer las cuestiones diversas que nuestro sentir estima relevantes, por medio del refugio que en el diario se brinda al que lo desee para poner de manifiesto su pensamiento. Esto es la sección “Cartas de Lectores".

Y digo que es el medio de expresión más afín con la democracia, pues allí no se requiere más credenciales que el respeto y la buena fe para que la propuesta formulada en el mensaje se publique y difunda.

Todos tenemos acceso a un pedacito del periódico para señalar esa anomalía institucional que perjudica, proponer maneras novedosas para mejorar servicios públicos, reclamar por ausencias en la escenografía ciudadana que dificultan la vida de la gente, remarcar la necesidad de buen trato en las  oficinas, etc.

Por un instante, el lector se adueña del diario y vuelca sin restricciones los temas más variados que no sólo se refieren a la relación del individuo con las instituciones sino que también nos topamos con el sincero reconocimiento por una labor bien hecha, agradecimientos por el diligente accionar de terceros que solidariamente nos ayudaron en un episodio vital difícil, la orgullosa mención del abuelo por los nietos que le regalaron sus hijos, la descripción de la belleza de su ciudad, la maravilla de sus lagos azules como el cielo, de ríos turbulentos, de montañas majestuosas.

La diversidad de los asuntos tratados son indudable centro de atracción y por ello es de público y notorio conocimiento que Cartas de Lectores es la sección más leída.

Lo expuesto marca la trascendencia de ese lugarcito otorgado a los hacedores de misivas, que con sus colaboraciones pasan a formar parte imprescindible del diario Río Negro, que al cumplir cien años de vida aparece alentando esa maravillosa obstinación de sus ávidos y críticos lectores, de  expresar en las cartas sus reclamos, deseos, agradecimientos y la cuestión que aparezca de interés sin peros ni condiciones.