Alberdi decía: La soledad, el atraso y la pobreza son los verdaderos enemigos de la región. Para poblar el desierto son necesarias dos cosas capitales: abrir las puertas de él para que todos entren y asegurar el bienestar de los que en él penetren: la libertad a la puerta y la libertad adentro. Si abrís las puertas y hostilizáis dentro, tendréis prisioneros no pobladores; cazaréis unos cuantos incautos, pero huirán los demás. El desierto quedará vencedor en lugar de vencido. Hoy es harto abundante el mundo en lugares propicios, para que nadie quiera encarcelarse por necesidad, y mucho menos por gusto.

El actual gobierno argentino creó las condiciones necesarias para provocar el éxodo del país de las principales empresas que daban trabajo y creaban riqueza desalentando particularmente a los jóvenes que no ven ninguna posibilidad de desarrollar sus habilidades, de concretar sus sueños de progreso y bienestar.

Y así contrariando el mandato de Alberdi de no hostilizar a los generadores de empleo, destruyendo fuentes reales de riqueza y abundante trabajo para la población activa se logró la huida del elemento humano de excelencia y de las firmas más relevantes.

Esto es resultado de la corrupción y la consecuente impunidad de los deshonestos que han llevado al país a la ruina, a la miseria y al hambre como nunca había ocurrido en esta nación.

Debemos recuperar los valores, recomponer el patrimonio del Estado y gobernar con espíritu de grandeza, abatiendo la corrupción y la impunidad.