Hace un tiempo abrumado por la inacción de las autoridades ante la proliferación del narcotráfico, el lavado, la corrupción, la absoluta ausencia de políticas que generaran alternativas de trabajo y educación para los jóvenes que desorientados claman por una oportunidad, por una salida a su futuro de nada dije que de algún lado debían aparecer ideas que vayan más allá del enriquecimiento personal de los funcionarios, de cepos que nos impiden hasta vivir, de emprendimientos incomprensibles donde se dilapidan los fondos de los jubilados para financiar fracasos como Aerolíneas Argentinas, Futbol para Todos, empresas comerciales al exterior para vender vino a los musulmanes, abstemios por orden del Corán o hurgar en las viejas cuevas de la guerra de Vietnam.

También afirmé que obviamente la pretensión del pueblo es que, al menos, si no lo gobiernan con inteligencia que no lo destruyan bajando los brazos ante los grandes males que como el narcotráfico, el lavado del dinero obtenido ilegítimamente, la trata, la corrupción, la desnutrición, la ignorancia, etc. deben ser enfrentados con firmeza y convicción por quienes han recibido la confianza del voto popular.

Destaqué que no actuar conforme a las circunstancias, no oponerse con fiereza a las mil desgracias que aquejan a los argentinos es desertar en el combate de la vida, abriendo las puertas a pillos y truhanes a diferencia de otros países que como Brasil se han propuesto estimular el desarrollo de su pueblo a través de la educación y el conocimiento, promoviendo además la inmigración de extranjeros calificados, todo ello con el fin de conseguir el bienestar general de la población desterrando la malicia que implica el narcotráfico, la trata y la corrupción (www.derechodelavictima.com.ar).

Hoy el gobierno ha respondido a la inquietud expuesta precedentemente legitimando el lavado de dinero, la corrupción, el robo, mediante la inminente sanción de la ley de blanqueo que permitirá que ladrones de la rqueza nacional conviertan sus fortunas robadas al pueblo argentino, a su desarrollo y crecimiento, a la educación, a la salud y la seguridad en dinero y bienes impolutos, sin pagar impuestos y sin que nadie le haga una sóla pregunta acerca de la forma en que obtuvo los miles de millones de moneda extranjera que integra su patrimonio.

Así los delincuentes pueden sostener - como ya lo han hecho - que son hombres de bien, que sus fortunas son legítimas, que su excepcional forma de vida es irreprochable.

Repasando mi inquietud expuesta al principio no puedo creer tanta ingenuidad de mi parte y tanta desvergüenza de las autoridades, del poder ejecutivo y sustancialmente de los legisladores que sin pudor no dudan en dictar una ley que le brinda a los ladrones los medios para que todo el dinero mal habido que tengan en su poder, lo legitimen sin trabas ni condiciones, convirtiéndose así los funcionarios que intervienen en este absurdo y reprochable proceso en encubridores de los graves delitos que avalan impúdicamente