"Piensa en ahorrar igual que en producir" Ben Franklin

Conforme las últimas cifras del Indec apenas el 6,5% de la población argentina es pobre, un porcentaje inferior al de Suiza, Noruega, el Reino Unido de Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania, y casi igual al de Suecia, según los cálculos de Becker.

Por otro lado según los mismos índices entre junio de 2007 y mayo de 2012, el salario promedio de los trabajadores registrados creció un 187%, y que en igual período los precios al consumidor aumentaron tan sólo un 52,8% según el organismo oficial, el crecimiento del salario real llegaría al 87,8%, a razón de un 17% anual más que la inflación y a más del doble que el PBI.

Obviamente los datos precedentes no se conforman con la realidad y más temprano que tarde se concretará la doctrina del fruto del árbol envenenado, esto es que si partimos de un error o edificamos un edificio con basas falsas el derrumbe es inevitable y arrastrará consigo a infinidad de víctimas inocentes.

La pobreza y el salario magro contraría el bienestar general, que fija como meta de los gobernantes la Constitución Nacional y sin duda se generan por graves fallas en la gestión y apartamiento de los postulados esenciales en cualquier economía-incluso la casera - esto es no gastar más de lo que se ingresa y honrar las deudas contraídas en tiempo y forma.

Hoy la desconfianza que nos hemos sabido ganar nos ubica en el anteúltimo puesto en grado de credibilidad, esto es que la recurrente falta de respeto de leyes e instituciones que van desde fallos de la Excelentísima Corte de Justicia que no se cumplen hasta las manifiestamente falsas estadísticas del INDEC que comentamos al principio, sumadas a la increíble impericia de los encargados de las distintas áreas de gobierno, nos ha llevada a perder el carácter de Estado relevante en el orden interno e internacional.

Temo que el pueblo deje de acudir a los poderes constituidos para efectuar sus reclamos y se acostumbre a las marchas callejeras, a los paros, para formalizar pedidos de justicia, seguridad, salario digno, respeto riguroso de la Constitución y las leyes y quebrado el orden institucional la anarquía nos robe el destino de país serio y trascendente.

No es un mal augurio. Naciones soberbias y eternas han desaparecido del mapa, por enfrentamiento y divisiones entre hermanos.

Alentar la mediocridad, la ineptitud, el despilfarro desestimando el ahorro, la inversión genuina y la gestión de los más idóneos haciendo de la mentira y el desprecio de la experiencia la base de cualquier proyecto, es sin duda una fórmula que asegura el fracaso más estrepitoso.

Seguir engañándonos con datos y anuncios como los de YPF y su joya, el yacimiento de Vaca Muerta, formulados sin que mediaran estudios de factibilidad tanto sobre la entidad de los recursos, los eventuales daños al medio ambiente, el financiamiento de un emprendimiento tan costoso, nos llevará a resultados absolutamente negativos y abortará cualquier posibilidad de inversión siempre ausente cuando la imprevisibilidad es la regla.