He escuchado decir que Argentina es una sociedad degradada y que tal circunstancia sería la causa esencial de todos y cada uno de los males que nos azotan con fuerza abrumadora, convirtiéndonos casi mágicamente en una Nación empobrecida y sin ninguna credibilidad.

A los fines de precisar el significado del término “degradar” acudí al diccionario de la Real Academia Española (www.rae.es) según el cual degradar significa: “1. tr. Privar a alguien de las dignidades, honores, empleos y privilegios que tiene.2. tr. Reducir o desgastar las cualidades inherentes a alguien o algo. 3. tr. Humillar, rebajar, envilecer”.

De lo expuesto en el párrafo anterior y considerando que en la Argentina los ciudadanos trabajan para el Estado concluí que efectivamente, los datos de la realidad cotidiana muestran que el ciudadano no tiene trabajo o vive con el temor de perderlo si el dueño del poder considera que no exhibe una conducta de sometimiento que garantice una absoluta fidelidad al líder.

Además la circunstancia apuntada precedentemente le ha generado un miedo natural a olvidarse de pequeños "privilegios", como la casa donde ha constituido su hogar, el autito que mal o bien facilita el diario quehacer del ciudadano y su familia, o ese colegio pago que le permite eludir las penurias de la educación pública, etc.

La presión generada por mantener la fuente de sus ingresos a cualquier costo lo ha llevado a concretar actitudes indignas o deshonrosas como transformase en un incondicional del sistema sin pensamiento ni ideas propias, sometido a cualquier reclamo del amo, aunque sea un disparate.

Ha enajenado en favor del que manda el derecho más importante que Dios le ha otorgado cual es la libertad, ha vendido por dos monedas sus relevantes convicciones por satisfacer rigurosamente los caprichos del patrón.

Así el ciudadano sometido sin remedio se ha desgastado respecto de su versión original, va de un ataque de pánico a otro, no dejando jamás de mirar atentamente los ojos del jefe con la esperanza de no encontrar en ellos ni una sombra de enojo o desconfianza respecto de su comportamiento de esclavo, mientras en cada oportunidad que se preste se encarga de enrojecer las palmas de sus manos aplaudiendo con fuerza cada afirmación que el capo sostenga en sus arengas diarias para dejar en evidencia que le pertenece en cuerpo y alma.

Así la desesperación por pertenecer a la manada, lo ha llevado a humillarse, a rebajarse a envilecerse, negando  valores que hasta ayer habían sido defendidos con particular énfasis, como la ya mentada libertad, la igualdad, la justicia, la unión nacional ,en suma todos aquellos contenidos alentados en la Carta Magna.

Sí, sin duda la degradación es causa eficiente de nuestros padeceres, aunque últimamente el pueblo ha hechos saber al que manda que no está de acuerdo a seguir soportando la opresión, que aunque se redoblen las apuestas para hacer desaparecer la democracia republicana está dispuesto a oponerse, pacífica, razonablemente, con la intención de que sus representantes vuelvan al cauce que fija la Constitución Nacional.

¿Hay salida?

Por supuesto que sí, en la doctrina delos hacedores de la Patria encontramos múltiples instrumentos pata lograrlo.

Así aparece oportuno atender a Alberdi cuando decía: "La Constitución general es la carta de navegación de la Nación Argentina. En todas las borrascas, en todos los malos tiempos, en todos los tramos difíciles, la Nación tendrá siempre un camino seguro para llegar a la salvación, con sólo volver sus ojos a la Constitución y seguir el camino que ella le traza para formar el gobierno y para reglar su marcha" (Obras selectas de Juan Bautista Alberdi).

Fuerte y claro, que la acción del gobierno se ajuste estrictamente a la sabiduría plasmada en la Ley de Leyes, y ello será suficiente para volver al camino de la libertad, la justicia y la dignidad por la que clama este pueblo manso y sin suerte.