Violencia de Género - Ley 26.485" - Convencion de Belem do Pará

Misiones y su postal de inmensa pobreza, chicos desnutridos, con barriguitas que delatan esa ausencia de alimentación suficiente, desnudos, mujeres jóvenes vencidas, con apariencia de ancianas por una vida plena de penurias, de necesidades básicas insatisfechas, con demasiados hijos paridos, viviendo en taperas, sin agua potable, fantasmas que apenas se distinguen pues su piel ha tomado el mismo color de la tierra roja con la que se mimetizan, ojos plenos de  desamparo, tristeza inmensa, resignación e impotencia en cada mirada.

En medio del escenario abrumador, junto al río las lujosas e impúdicas mansiones de los dueños del poder, del gobernador actual, del anterior, palacios rigurosamente vigilados, ocupados por políticos que como sucede en todo el interior y lo destaca el periodista que nos muestra la miseria más allá de las imponentes cataratas de Iguazú, son señores feudales, que manejan el poder con empleo público para amigos y referentes, que reparten exiguos subsidios que no sirven nada más  que para destacar la enorme distancia que existe entre el amo y los ciudadanos convertidos en menesterosos esclavos.

Así en esta Argentina y misionera desgracia, que avergüenza por ignorarla, por no ocuparnos, por no prestar debida atención, por no clamar que esto no puede seguir así, que se inviertan los dineros públicos en trabajo genuino, en viviendas dignas, en hospitales, escuelas, caminos y no en helicópteros, helipuertos, aviones que se alquilan por $ 10.000.000, en agasajos serviles al gobierno nacional, aparece una mujer encarcelada que llamaré María, pues tanta conmoción me hizo olvidar su verdadera nombre.

María tenía 12 hijos y un compañero golpeador. Un día una de sus niñas más pequeñas enfermó súbditamente, fiebre, dolores, sufrimiento. María la tomó entre sus brazos y cruzando el monte fue en busca del hospital. Demasiado lejos para la enfermedad de su niña y la debilidad de la madre.

La pequeña murió en sus brazos. Lloró la inmensa pena y luego de largo tiempo cavó con sus manos una fosa y allí depositó el cadáver, lo cubrió cuidadosamente y un par de ramas sirvieron de cruz.

Volvió a su casilla, no dijo a nadie lo sucedido, tampoco alguien le preguntó. Luego de varios días la policía fue a detenerla al lugar donde trabajaba, el Señor Juez dijo que había cometido el delito de abandono de persona agravado por el vínculo y dispuso su prisión.

María no sabe cuanto tiempo hace que está encarcelada, cree que más de un año, no sabe cuando va a salir, nadie sabe.

El abogado dice que es un caso muy común, que los niños se mueren desnutridos y el Señor Juez encarcela a las madres por abandono de persona y a los dos años más o menos la fiscal se abstiene de acusarlas y quedan en libertad para que busquen su vieja tapera, su familia, a su decena de hijos que ya no están, y el drama no tiene fin.

Cruel, absolutamente impiadoso, y ¡¡que lejos está la justicia y el derecho de tanta tragedia!! Porque todos sabemos que el padre Grassi y la Hiena Barrios están en libertad, ya que no puede mantenerse detenida a una persona hasta que no exista sentencia firme, como lo tiene resuelto la Corte Suprema de Justicia en infinidad de casos.

En Misiones el Señor Juez no lo sabe o no quiere saberlo y tampoco muestra algún interés por lo sucedido y por la suerte de María y tantas Marías que ha encarcelado sin motivo.

Lo narrado fue tema del programa de P.P.T. del periodista Jorge Lanata, Periodismo para Todos, que al cerrar el relato dijo: "Hasta aquí usted no lo sabía, ahora hágase cargo".

Esta es mi manera de hacerme cargo, dar a conocer tanta atrocidad a cada persona que lea esta carta/nota que un juez, un fiscal, un defensor, deben hacerse cargo del caso de María, resolver su libertad, darle esa mano que corresponde brindar a cualquier hermano que lo necesite.

Que los gobernantes se muevan con rapidez y que en pocos días María deje esa ignominiosa prisión.

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