En la revista Noticias del 20/12/2012, bajo el título “Así vive y gasta el sindicalismo VIP”, en una investigación del periodista Francisco Zoroza, se pone de manifiesto el alto nivel de vida de los dirigentes gremiales reflejado en la entidad y relevancia de los bienes que ostentan sin pudor.

Allí nos enteramos de sindicalistas con majestuosos refugios de fin de semana en distinguidos Club de Campo, de propiedades varias en zonas exclusivas como Puerto Madero o en la torre Le Parc en Punta del Este, estancias varias, pisos fastuosos frente al Hipódromo de Palermo, yates residentes de amarraderos de primera línea, largas vacaciones en Río de Janeiro, propiedades que no bajan de los 600.000 dólares, o algún terrenito con lujosas casas rigurosamente vigiladas, acumulación de departamentos en Palermo por varios millones de dólares, almuerzos en los mejores restaurantes, y hasta el titular de un gremio oficialista que con la distinguida vestimenta que exige la actividad y subido a un bello corcel, miembro del exclusivísimo Club Hípico Argentino que en sus muchos días libres practica equitación en esa entidad e infinidad de otros ejemplos que obliga a la pregunta ¿Como hacen estos tipos, nuestros representantes sindicales, que ganan como nosotros con un plus para gastos de representación, para llevar la vida de alta gama que ostentan.

Lo mismo sucede con los políticos, sus amigos y referentes sin excepciones - las dos únicas que recuerdo son el Dr. Arturo Illía, distinguidísimo ex Presidente de la Nación y el Sr. Luis Zamora trascendente Diputado de la Nación - que apenas llegan al ruedo, a ejercer su rol de servidores del pueblo-, se enriquecen para varias generaciones, pasan de vivir en Lanús a residir en lo más selecto de la CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), con autos y camionetas importados, chofer, y todos los lujos que en este país otorga el poder.

El enriquecimiento de políticos, sindicalistas, amigos, parientes y afines, y el acceso a cada cargo apetecible que aparezca en la Administración o Empresas del Estado, no es ocultado, no se disimula, no se reserva, sino que se hace con toda la bulla a plena luz del día y nadie, ningún fiscal de alguna jurisdicción se le ocurre investigar la manifiesta contradicción entre los ingresos declarados y las posesiones de estos intocables privilegiados.

Quizás ahí está el secreto de los males que nos suceden, esa inmensa impunidad, esa absoluta falta de control que lleva a justificar lo injustificable, nos ha convertido en un país hipócrita, sin sustento ni credibilidad, donde las promesas están muy alejadas de las realizaciones, donde buscar trabajo está mal visto, donde se aplaude al que mágicamente encontró la fórmula de gozar esta fugaz vida sin laburar, sin estudiar, sin esforzarse, sin investigar que para eso están los ingenuos que creyeron en el honor, la honestidad, la dignidad, el respeto al otro y en la mano solidaria, en una sociedad donde te juzgan por lo que tenés y no por lo que sos.

Sin embargo, aunque siga vigente la tremenda verdad de la filosofía discepoliana "… el que no llora no mama, el que no afana es un gil..." sigo teniendo fe, aliento a las nuevas generaciones a luchar por la verdad y la justicia, porque desde mi avanzado puesto de vida no hay precio que pueda pagar la coherencia vital que legitima el abrazo de tus nietos, el respeto de tus hijos, tu conciencia ausente de reproche.

Mapa de corrupcion, ver aquí

Posicion de la Argentina segun Transparency International, aquí