Bajó la consigna "Néstor vive; la Plaza volverá a ser nuestra" el kirchnerismo - tal como lo difunde hoy 15/09/2012 las distintas redes sociales - lanzó una convocatoria para marchar en apoyo del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner el 27 de Octubre, día que se cumple el segundo aniversario del fallecimiento de Néstor Kirchner.

Era deseable que esta imprudente reacción kirchnerista no se produjera, que las marchas multitudinarias del día 13 fueran tomadas por CFK como una invitación a la reflexión, a rectificar rumbos erróneos, que el gobierno prestara atención a reclamos tan relevantes como libertad, seguridad, igualdad, que basta de La Campora, Vatayon Militante, de respeto por la división de poderes, de no a la re reelección, desestimar cualquier proyecto de reformar la Constitución Nacional, que no queremos ser Cuba ni Venezuela, que se invierta en educación, salud, asistencia al adulto mayor, etc. Pero no, la soberbia y la decisión en transformar la Democracia Republicana normada en la Carta Magna en un régimen autoritario con libertades acotadas, en no escuchar los reclamos del pueblo manifestado en cada rincón del país reclamando en forma clara que sus integrantes no desean ser prisioneros sino ciudadanos, no fue receptado por Cristina y sus dependientes.

En lugar de prudencia el enfrentamiento, "Recuperar la Plaza", como si el lugar de convocatoria de la libre expresión de los argentinos, de sus inquietudes y anhelos fuera una botín de guerra y no el refugio del encuentro definitivo de todos los argentinos.

La Sra. Presidenta está equivocada. El pueblo que la votó lo hizo para que concretara rigurosamente los derechos y garantías plasmados en la Ley Fundamental, quiere que sea realidad el pleno ejercicio de las instituciones, del respeto por el medio ambiente, por los bienes ganados con mucho esfuerzo, que la idoneidad sea el requisito para ocupar los cargos públicos, que la juventud tenga pluralidad de posibilidades para elegir su camino en la vida de todos los días y por supuesto al participar en los asuntos de la polis, que no le interesa la imposición de un discurso único y contrario a sus convicciones y creencias más profundas, en especial esa libertad que hizo de la Argentina una gloriosa Nación.

Sra. Presidenta ni usted ni los sumisos gobernadores que le temen son dueños de la soberanía, la soberanía reside en el pueblo que se la ha encomendado para que dirija los destinos del país sin apartarse un ápice de la Constitución Nacional que se quiere canjear por un panfleto de izquierda, marxista o como quiera llamársele.

Sra. presidenta usted y sus dependientes no ocultan su intención de instalar en la sociedad argentina conceptos extravagantes como la doctrina del Nestornauta, la irresponsabilidad de La Campora, alentar la organización de entes con individuos condenados por delitos aberrantes sin un objetivo legítimo o disponer de mi libertad y mis bienes a su antojo. Pero eso no puede ser, pues no fue elegida para hacer lo que se le ocurra sino para trabajar sin descanso, con austeridad, rodeándose de los mejores asesores, para conseguir la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria.

No obstante esta respuesta de "Recuperar la Plaza", iniciativa que sin duda es de su autoría, pues sus más cercanos dependientes ponen de manifiesto que no mueven un dedo sin que usted lo disponga, es un inmenso error, pues puede ser el comienzo del fin, del tan temido enfrentamiento entre hermanos.

Por ello me permito, desde este rincón cerca del fin del mundo, que recapacite, que en sus manos tiene la responsabilidad de mantener la paz social e instrumentar las medidas necesarias para superar el atraso que agobia a un país que fue ejemplo de civilización y progreso en el mundo entero.

Como ya dije en otro lugar quien siembra vientos recoge tempestades, y esta riesgosa contramarcha es pura bronca, soberbia e inmadura intemperancia. En suma aparece como una provocación imprudente, una reacción impertinente que sin duda nos colocará al borde del abismo