Luego de emitido el voto, discernidas las autoridades que van a regir nuestros destinos, estas deberían comenzar a trabajar apreciando en primer lugar y ya del otro lado del mostrador, cuales son los problemas que requieren solución con máxima urgencia, proyectar las medidas más adecuadas para resolverlos y llevarlas a la práctica.

Así en un país que no puede esperar los funcionarios electos deberían actuar con diligencia y rapidez en la solución del día a día en un primer momento, diseñar medidas a mediano plazo y hacer un plan de grandes obras que quizás se terminan en el primer mandato.

Aparecen áreas que requieren una inmediata y permanente atención como son educación, salud, seguridad.

La autoridad debe sentarse estudiar la problemática que enfrenta la sociedad que debe gobernar, dirigir, administrar, ordenar, desarrollar, dar a los integrantes de los distintos equipos de trabajo las directivas exactas para cada supuesto, controlar su cumplimiento, y cuidar que los encargados de ejecutar cada obra o desempeñar determinadas funciones, sean los mejores.

Esto es llevar a cabo una actividad intensa en procura de lograr el bien común, laborar para dejar el lugar que hoy ocupan ostensiblemente  mejor al terminar el mandato.

Cualquiera que viva en este país, en cualquier provincia, sabe sobradamente que en Argentina ello no sucede así y para demostrarlo basta con leer el diario de cada día.

Según parece en este país todo es política, a meses de haber asumido ya se han planteado re reelecciones, candidatos para el caso que no se reforme la Constitución Nacional en tal sentido, Intendentes que se han colocado en campaña para satisfacer su acceso a la gobernación en el 2015, gobernadores que se han postulado a la presidencia para el mismo tiempo y lugar,  la Sra. Presidenta y sus asesores, militantes, juventudes camporistas,  que dan la vida por Cristina eterna, intromisión de la política partidaria en colegios primarios y secundarios en vista también a la elección que sucederá dentro de cuatro años, peleas de sindicalistas por alcanzar un pedacito más de poder en sus gremios o en el gobierno del país, lejos de las diarias penurias de los obreros, y en todos lados amigos, parientes, referentes y punteros que trabajan desde este momento para no ser olvidados en la inminente elección e 2015.

¿Y el trabajo, las escuelas, la seguridad, las viviendas, la justicia, las mejoras del medio ambiente, el ferrocarril, las autopistas?

El silencio es la única respuesta, o el argumento que lleva a la permanente postergación, como siempre, el árbol no deja ver el bosque a los políticos, o no lo quieren ver.

Lo que importa es el poder, no perder terreno, avanzar unos pasos, todo en pro del máximo bienestar personal.

Llegado el 2015 un pueblo sin memoria, burlado una y mil veces acudirá mansamente a las urnas, entrará en el cuarto oscuro donde las boletas exhibirán los mismos nombres de hace treinta años o más, los eternos dueños de promesas incumplidas, resignado, tomará aquella que debía o cualquiera, la introducirá en la urna y esperará sin chistar, hasta las próximas elecciones donde volverá  ser el principal protagonista del venturoso destino del político que se quede con el premio mayor.

Es mi país y su historia/es ausencia de ilusión/es llanto en el corazón/Es un pueblo sin memoria.