Desde hace años debo tomar de por vida dos medicamente. Desde el primer momento en ambos casos me recomendaron la marca. Los médicos que me los recetaron -aún vivía en Buenos Aires -me advirtieron que existían otras marcas con la misma droga pero que no tenían la eficacia de los recomendados.

Así, desde hace largo tiempo, todo marchaba perfectamente bien con los medicamentos de la marca indicada como adecuadas para mis dolencias.

Al intentar realizar la compra por última vez me anunciaron que estaban en falta ...¡Y usted vio con este problema de las importaciones desaparecieron del mercado !, pero tenemos de otras marcas más baratos porque son nacionales y tienen la misma droga....¡Ahora empezaron a salir en cantidad!

Lógico, pensé la misma droga y más barato, es razonable que hayan levantado la puntería esos laboratorios menos conocidos.

Los compré con alguna duda, aunque unos fueran importados y otros nacionales ¿porque casi la mitad del precio? ¡Fui un imbécil gastando una fortuna que podía haber ahorrado para mejores fines!

Los tomé sin prejuicio, el primer día todo bien, el segundo pequeñas molestias que antes estaban ausentes, el tercero aprecié sin duda que no provocaban los mismos efectos. No me sentía bien.

Recorrí médicos y farmacias. Los primeros se limitaban a decir que los laboratorios eran buenos y la droga la misma que seguramente era una fantasía, mi apego al medicamento importado, una sensación. Igual respuesta de los farmacéuticos, que invariablemente me reiteraban la falta de los medicamentos importados.

Ahí aprendí que significa vivir con lo nuestro, aunque haciendo una rápida recorrida de lo que producimos me dije, jugadores de futbol de calidad, dulce de leche, buenos vinos, soja, trigo. y.....piquetes, cortes de rutas, casinos eso, bingos y salas de juegos, eso abarrota el país, pobres que se jugaron todo en el casino, y ....no se me ocurre nada mas, ah sí ¡Medicamentos truchos!¡Hay varias causas con ese asunto!, rápidamente sepulté los trámites de los medicamentos falsificados y me aferré a la idea que las molestias se producen sin duda porque a alguna de esas pastillas nuevas le cuesta amoldarse a mi sugestión. Eso, ¡sugestión, pura sugestión!, después de todo la droga es la misma.

Ahora descubro que también soy obsesivo, veré al siquiatra y le diré que sí, que la obsesión, el apego enfermizo por mis viejos medicamentos, ha afectado la pensadora y me recete alguna droga pero que se fabrique en el país para curarme.

Hasta la muerte ¡A vivir con lo nuestro! Un poco más y vuelve orgulloso en cada alimento, vestimenta, medicamento, el sello ¡Industria Nacional!, además de llenarse el ¿Banco Central? de miles de millones de dólares, por los verdes que antes se iban en las antipatrióticas importaciones y que ahora reposan en paz en ¿el Tesoro Nacional?, bueno donde sea, las reservas están bien guardadas y en un par de meses ¡Pum para arriba!