Argentina es un mástil oxidado, en desuso, que no luce estandarte alguno en su cima. Es un paraje abandonado donde sólo un puñado de políticos y sus amigos disfrutan del producto de la riqueza que ostentan sin pudor aunque la porción más relevante de ella duerme tranquila en cuentas extranjeras inescrutables.

Así los dueños del poder disfrutan refugiados en sus majestuosas mansiones o escondidos en confortables casas construidas en barrios cerrados y con todos los detalles de la vida que vale la pena saborear.

Han conseguido que el país se ubique en los primeros lugares en corrupción, adicción a la cocaína, marihuana, han instalado miles de casinos donde con la ingenuidad del hombre de a pie han conseguido multiplicar sus monedas y las de sus socios.

El analfabetismo se apropio de las escuelas, reductos de primera línea para los intereses del dueño del poder pues es sabido que un pueblo ignorante garantiza el triunfo en las elecciones.

La inseguridad esta presente en cada rincón, salvaje, sin piedad. Rejas y alarmas adornan los frentes de las casas con tal intensidad que es difícil afirmar quien está encarcelado, esto es la gente honesta que sale de sus hogares por lo necesario o los criminales que circulan libremente por las calles.

Las famosas reservas que mantenían el valor de la moneda toman el camino del recuerdo. Rápidamente los legisladores aprobaran el mandato de la Sra. Presidente de que las mismas queden a su exclusiva y excluyente disposición. Así en poco tiempo los pesos argentinos serán sólo papel pintado, inhábiles para cualquier intercambio comercial.

El desierto por la acción de los políticos gobernantes y  los que participan en la gestión le ha ganado por goleada a la civilización.

El interior y el interior del interior, están quebrados y su población ha migrado en busca de mejores destinos. Los pocos valientes que aguantan por amor a su tierra pagan un alto precio, producto del aislamiento, la falta de insumos, rutas que han dejado de ser.

No tengo dudas que al fin de los mandatos de los gobernantes nacionales y provinciales nada quedará de esta tierra argentina que un día fue granero del mundo, primera en educación, salud, seguridad, etc.

Sólo polvo y viento y el hombre de a pie tratando de sobrevivir a pesar de todos los males, que sin duda habrán dejado los dueños de los falsos argumentos de un bienestar general por el cual nunca se jugaron.