Navegando por internet me encuentro en el diario La Nación Online del martes 27 de diciembre de 2011 la afirmación del diputado nacional Julián Domínguez quien sostiene que la función del Congreso será darle institucionalidad jurídica a la acción de gobierno, sosteniendo que para conseguir tal objetivo el señor legislador no tiene problema en ser una escribanía del gobierno, estos dos conceptos puestos de manifiesto por el señor Domínguez son sumamente graves si tomamos en cuenta que integra un poder independiente al Poder Ejecutivo y que por ello su acción de convertirse en una escribanía del gobierno (Poder Ejecutivo) no es más que una demostración que el Señor Legislador no tiene en claro cuál es su función, en qué consiste su rol, pues la institucionalidad del Estado solo se logra mediante el respeto irrestricto a la división de poderes contemplada en el artículo 1ero de la Constitución Nacional que prescribe como forma de gobierno para la Nación Argentina la democracia republicana que implica sustancialmente, para que exista como tal, la separación de poderes de manera que cada uno sea controlado por el otro para evitar excesos.

Pienso que lo expresado por el Señor Legislador es contrario a la República como forma de gobierno lo cual significa también que el no es un representante del Poder Ejecutivo Nacional sino un representante del pueblo, elegido para ejercer su rol de control y justicia de las leyes que ayuda a sancionar.

Nadie lo designó para que simplemente levante la mano aprobando la propuesta formulada por el Poder Ejecutivo sino que justamente esta allí para debatir, seguir de cerca las acciones de la administración a los fines de que tales decisiones no afecten de una u otra manera al pueblo que representa.

Realmente las expresiones puestas de manifiesto más arriba son una cachetada a la gente que creyó en él y lo votó como miembro de un poder independiente y no como un apéndice del Poder Ejecutivo y así resultan agraviantes sus expresiones cuando afirma en un reportaje al diario Tiempo Argentino citado en la nota a la cual nos estamos refiriendo del periódico ya nombrado según la cual “no le molestan los cuestionamientos acerca de que el Poder Legislativo se convertirá en una escribanía, debido que no someterá a debate y revisión las iniciativas que envié el Poder Ejecutivo desvirtuándose así su independencia institucional”.

Para aquellos hemos pasado las etapas más duras de los últimos cincuenta años de la Nación y que desde el lugar que fuera necesario peleamos para que la democracia finalmente se convirtiera en realidad hace ya casi treinta años, nos parece mentira que el Palacio de las Leyes sea ocupado por señores legisladores que tengan tan baja consideración de la insigne función que desempeñan, es abrumador leer que un congresista convierte la enorme responsabilidad de legislar en un acto de administración al servicio del Poder Ejecutivo.

Es seguro que nadie de aquellos que asistimos a sufragar en las últimas elecciones pensó que esto podía suceder y que además de un Poder Legislativo que delega funciones en el Poder Ejecutivo (DNU), que aprueba las leyes que la administración presenta sin debatir, debe sumarse una Justicia que se orienta en el mismo sentido.

Sin duda esta no es la República prescripta en el art. 1ero de la Constitución Nacional y a todos aquellos que han jurado respetarla por Dios, por la Patria, los Santos Evangelios como ferviente creyente no dudo que el Señor les hará rendir cuentas de haber vulnerado tan flagrantemente el 8vo mandamiento (no mentiras) de la Sagrada Biblia.