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Escrito por hector luis manchini  
Martes, 19 de Junio de 2012 20:49
juicio por jurado

Como ya lo dije en una nota anterior al realizar la justicia por aquellos encargados de hacerlo, lo importante no es el sistema, (escrito, oral, acusatorio, etc.), sino que los jueces que resuelvan sobre la propiedad, la vida, la libertad, los bienes esenciales de los ciudadanos, sean buenas personas, les duela la injusticia, les duela terriblemente la injusticia.

La forma, el procedimiento es lo de menos. Lo trascendente es el elemento humano. La objetividad e independencia de los magistrados, su tremendo dolor hacia la injusticia, aptitud que los hace verdaderos jueces.

Para acreditar la afirmación que antecede menciono uno de los casos criminales de mayor importancia en la provincia Neuquina, caratulado "P.R. y otros s/homicidio en Lonco Luan" que tramitó ante el juzgado penal de Zapala a cargo del extinto juez Dr. Arturo Simonelli. Los hechos se desencadenaron entre el 24 y 27 de agosto de 1978. Un asunto más que complejo que requirió infinidad de testimonios, dictámenes de especialistas, reconocimiento de lugares, en suma la producción de toda la prueba que pueda imaginarse en un asunto criminal.

El Juez que Investigó, tan farragoso hecho en épocas de máquinas de escribir manuales, dictó sentencia definitiva el 11 de diciembre de 1979.

La misma celeridad y certeza beneficiaba a cualquier asunto hasta que se llegó al juicio oral y público.

El proceso oral puro donde no se deja ninguna constancia, salvo que la parte la pida y el tribunal la acepte, se transforma en un medio riesgoso pues al no quedar constancia fehaciente de lo expuesto puede llegarse, por interpretaciones erróneas, a un resultado absolutamente alejado de lo justo y debido.

Además los testigos declaran en sede policial, en la instrucción judicial y en la audiencia de juicio, mientras van quedando por el camino aquellos que en el pesado trámite se alejan del lugar, fallecen, se incapacitan, etc.

La publicidad, salvo los casos que adquieren relevancia es nula. Nadie asiste a los juicios comunes pero trascendentes. No hay interés popular por presenciar cómo se administra justicia

Ahora sancionada la reforma en Neuquén  y próximo a seguir el mismo camino el Código Procesal en Río Negro, estableciendo el juicio por jurados, reservando la potestad de juzgar al Fiscal, la desaparición del querellante particular, la privatización de la justicia, estableciendo un sistema donde la relevante figura del juez desaparece, en tanto tiene prohibido investigar y su sentencia no puede apartarse del dictamen de los jurados los problemas se multiplican.

Difícil, complejo y ostentoso,  aparece este juicio por jurados que es ley en Neuquén y en poco tiempo estará vigente en Río Negro, pleno de garantías para los imputados y condenados, ausencia de igual trato respecto de la víctimas que a pesar de ser las damnificadas por la acción delictiva, aparecen ausentes de participación activa en el nuevo procedimiento,  revictimizada por esta moda garantista que llega a privatizar la justicia con figuras como la probation, suspensión del juicio a pruebas, etc. donde en general el fiscal y defensor llegan a los acuerdos más beneficiosos para el delincuente cuya libertad sólo será restringida en casos excepcionales, mientras quien padeció el ilícito no le queda otra que resignarse a los acuerdos hechos a sus espaldas. El garantismo no lo tiene en cuenta.

Los que defienden el sistema acusatorio, se muestran orgullosamente garantistas, ignoran que vivimos en una sociedad violenta, donde la vida no vale nada, donde los delincuentes ante tantas concesiones reinciden una y otra vez y excepcionalmente son sometidos a prisión.

Así aún conseguido armar este difícil procedimiento quedan dudas graves sobre si realizará la justicia, que pasa con la figura del juez que es sólo una marioneta, los jurados deberán apreciar que en el caso el imputado haya cometido un hecho típico, antijurídico y culpable (Teoría del delito penal, estudiada en la facultad y cursos especializados).

A los entusiastas  de la reforma, del garantismo, les pido sentido común, prudencia y que al decidir cada caso se considere la necesidad de seguridad  que requiere el agresivo y duro tiempo que vivimos, remarcando como lo hice al principio, que el proceso, la forma, no interesa, solo se requiere del mejor elemento humano posible para aplicar el derecho al caso concreto, que actúe con diligencia, independencia, experiencia, conocimientos técnicos y resuelvan el caso en tiempo y con justicia.

Aparece manifiesto que lo esencial - siempre invisible a los ojos de los que deben decidir estas cuestiones relevantes - es satisfacer eficazmente el  reclamo de la gente que hoy se queja a gritos por la mala atención, el maltrato y la morosidad insoportable de la administración judicial.

Última actualización el Viernes, 22 de Junio de 2012 19:58