El 22/02/22 Vladimir Putin anunció el comienzo de la guerra fundando su decisión en buscar la «desmilitarización y desnazificación» de Ucrania.

El ánimo del presidente de la Federación Rusa estaba exultante dando por descontado que en horas habría tomado a Ucrania en su totalidad sustentando ese pensamiento en la aplastante superioridad militar de una potencia acostumbrada a imponer su voluntad violentamente y por las armas.

No obstante, esa pretensión del líder ruso fue tropezando con dificultades que le fueron opuestas por el pueblo y el modesto ejercito ucraniano y así a 5 días del lanzamiento guerrero el dictador soviético no ha logrado su objetivo originario.

La negativa del presidente de Ucrania Volodímir Zelenski a dejar el país, la convocatoria a los varones mayores de 18 años a conformar una fuerza armada civil que junto a los militares de profesión enfrenta con fiereza a las tropas agresoras con la ayuda de la mayoría de los países occidentales que le proporcionaron armas de todo tipo, así como aplicaron sanciones económicas como la cancelación del SWIFT que le impide hacer cualquier tipo de transacciones bancarias e incluso congeló la mitad de las reservas, sufriendo además ataques informáticos por parte de la organización Anonymous y así a este momento  Putin se encuentra atrapado y frustrado por la garra y la valentía del pueblo y gobierno de la víctima que hasta ahora se ha transformado en el victimario de esta historia de atrevimiento infundado del líder ruso.  

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