Anoche visitaste mis sueños, tu mano en la espalda, la caricia que se extraña, que no me preocupe, que todo estará bien, que mamá te acompaña, que va un abrazo tuyo y un inmenso beso de la vieja.

Todo bien querido viejo, maestro de valores, de honestidad, de decencia, de trabajo riguroso, de respeto al otro que es tu hermano, honor a la palabra dada, dignidad, coherencia que trascendieron y te marcan en el recuerdo de este hijo que nunca te ha olvidado, que siguió tu camino, que tomó tu ejemplo, que te recuerda con orgullo.

Así en la nostalgia aparecen las imágenes de los día felices, de los domingos en familia, de la escapada a la cancha del granate. subiendo hasta lo más alto las tribunas de tablones, gritar con el alma los goles de Lanús, pizza a la salida y feliz volviendo a casa

Estarías contento, hoy esa cancha de madera es la Fortaleza del Sur, que preside majestuosa la imponente ciudad deportiva de cada tarde de tus días de jubilado ferroviario, toda una vida en el Estrella del Valle atravesando pueblos que ya no están, que son olvido, hasta llegar a Zapala y a la vuelta de cada viaje las manzanas del Valle acompañaban la celebración.

Tanta tristeza cuando te fuiste. En mi última visita dibujé unos versos que te hago llegar alentando el recuerdo; Acaricias suave/mis manos los dedos/siento tu ternura/ya quieto me quedo Frotas insistente/la piel de tu hijo/ansioso procuras/que te de cobijo ¿Sabrás padre mío/que estoy a tu lado?¿Que he venido verte,/que estoy desolado? Me queda tu piel /tocando la mía/me llevo en exceso/lo que pretendía.

Chau viejo, un abrazo fuerte a vos y un beso a mamá.