Cabeza gacha y resignado silencio Imprimir
Escrito por hector luis manchini   
Martes, 02 de Septiembre de 2014 18:03

El interés como medida de la acción es un viejo principio que indica que aquello que obtenemos en cualquier orden de la vida es producto del interés que tenemos en lograrlo y que cuando existe con intensidad las acciones en pro del objetivo pretendido se incrementarán y diversificaran de manera ostensible hasta conseguir el ansiado y puntual objetivo.

Así las cosas si como gobierno deseamos el bienestar general del pueblo que nos ha elegido la voluntad e intención pasará rápidamente de la palabra a la acción y así los ingresos obtenidos por la actividad económica del Estado se invertirán en aquellos bienes y servicios que harán cierta la meta precitada en favor del buen vivir de la gente construyendo viviendas, creando fuentes de trabajo que brinden empleo y salarios dignos, se construirán escuelas donde se impartirá educación de excelencia y hospitales donde la atención de la salud de la población se atienda con presteza y profesionalidad, los recursos naturales se convertirán en abundante riqueza, rutas y ferrocarriles unirán pueblos y ciudades, todo ello en un clima de paz y seguridad que permitirá que el trabajo y ocio tengan lugar sin sobresaltos de ningún tipo.

Cuando en la intención de las autoridades está ausente el mentado interés de procurar el bienestar general del pueblo que lo ha favorecido con su voto y su preocupación esta dirigida exclusiva y excluyentemente en aprovechar el poder que le otorgó el soberano en enriquecerse sin límites ni pudor, supliendo la creación de trabajo genuino y salario digno en subsidios magros que destruyen la cultura del trabajo. generan el sometimiento y la pérdida de la dignidad del hombre común, la gente, la población de ese país desafortunado se convierten en almas errantes en el infierno de carencias, miseria e ignorancia conseguida con la omisión dolosa de los que mandan.

El proceder puesto de manifiesto en el párrafo precedente lo hemos calificado como intencionalmente omisivo porque desde el mismo momento del acceso al cargo los gobernantes desinteresados han tenido el propósito de transformar al pueblo digno en un rebaño de ovejas sometidas, negándoles los beneficios del trabajo y la educación con el fin de convertirlos en súbditos obedientes, sin discernimiento, intención ni libertad, que al tiempo del sufragio, temerosos de perder los favores del amo, volverán a elegirlo, con la cabeza gacha, en resignado silencio.

Última actualización el Martes, 02 de Septiembre de 2014 18:22