Un destino de grandeza Imprimir
Escrito por hector luis manchini   
Miércoles, 26 de Febrero de 2014 15:44

El ahorro hace tiempo dejó de ser una virtud del ciudadano alentada por el Estado. Por el contrario se impuso el gasto como motor de la economía individual y de la Nación hasta límites inconcebibles y así hoy el hombre de a pie y el país se encuentran en la más absoluta bancarrota, sin recursos atesorados para enfrentar los malos tiempos que ya están entre nosotros.


La dilapidación de ingresos relevantes sin sentido ni control nos llevó a la ruina de la que no saldremos sin severos ajustes y restricciones pues no tenemos a quien acudir por ayuda gracias a la desconfianza que nos hemos sabido ganar a nivel internacional por nuestra soberbia y el hábito de no honrar las obligaciones asumidas.

Las inversiones que generan riqueza y trabajo productivo se alejan de nuestro país y ello es parte del gran drama argentino, donde sus habitantes se mantienen con empleo público o subsidios y los menos favorecidos se acostumbraron a comer salteado en una tierra plena de riqueza pero con un pueblo que no sabe elegir a hombres y mujeres idóneos para que los gobierne y procuren el bienestar general que le reconoce la Constitución Nacional.

La extensión en el tiempo de esta caótica política de aislamiento y derroche nos ha colocado en una posición de pésimo pronóstico, pues si bien el esfuerzo de generaciones se puede hacer trizas en poco tiempo se necesitarán años,duro esfuerzo y sentido común para retornar la buena senda.

La clase política debe reaccionar, ponerse los pantalones largos y asumir con seriedad la grave realidad a que nos ha llevado años de malos gobiernos, de inobservancia de los principios de la democracia republicana, de los valores, del orden, erradicando la corrupción, la droga, el juego, la trata, con fuerza y sin claudicaciones.

Debemos demostrar al mundo que hemos aprendido la lección, que nunca más será el desatino, que este pueblo noble renacerá de las cenizas, la justicia, la educación y el trabajo volverán a ser.

Así con actitudes atinadas y responsables, la esperanza y el futuro, tan ausentes, dirán presente en el ánimo de la gente que hoy sólo sabe de tropiezos y padeceres.

No es tarea fácil se requiere de gobernantes honestos, con vocación de servir al pueblo que los ha hecho sus representantes, que dejen de lado sus apetencias personales en procura del bien común.

No es una utopía, en la vida de los pueblos como en la de las personas hay tiempos malos que reconociendo las causas que los motivaron y reemplazándolas por acciones prudentes y superadoras provocarán que el bienestar y el progreso retornen generosos.

Sin duda que Argentina es uno de los países más ricos de la tierra, sólo necesita de elemento humano decente y pujante que poniéndose a la cabeza de la Nación la lleve sin peros ni condiciones a su destino de grandeza.