Inseguridad, desinterés y ausencia Imprimir
Escrito por hector luis manchini   
Jueves, 13 de Junio de 2013 12:50
trenes argentina asesino

Las estadísticas muestran que la inseguridad se ha constituido en el evento que genera mayor temor en la sociedad argentina por encima de otros como la inflación, perder el trabajo, la educación o la salud.

Cada día los distintos medios de comunicación nos dan cuenta de tragedias que suceden sin solución de continuidad, que van desde muertos y heridos en espectáculos deportivos la desaparición, violación y muerte de desprevenidas jóvenes, entraderas, salideras, el  hurto seguido de muerte por un celular o un par de zapatillas, hasta tragedias en las vías férreas con muertos y heridos por habilitar la circulación de formaciones que no estaban en condiciones de hacerlo tal como sucedió en el día de hoy 13 de junio a la 07.00 horas y que involucró a la línea del ferrocarril Sarmiento repitiendo en una escala menor la desgracia de Once ocurrida hace un año y cuatro meses.

Así mientras en  las calles la gente es abusada, asesinada, o herida por accidentes donde siempre está presente la desidia del Estado, el gobierno y la oposición no salen de la lucha mezquina por el carguito que enriquezca, por alegaciones ausentes de tino y que se refieren a una realidad de utilería, inexistente en el día a día del ciudadano común que aparece absolutamente olvidado, obviado, ausente en las agendas de los dueños del poder - que siempre son los mismos - pues aún no llegó el tiempo justo de las elecciones.

Zonas liberadas, complicidad con el narcotráfico, la trata de mujeres y niños, instalación de casinos en cada rincón del país, lavado de dinero, son algunos de los rubros donde siempre aparece la autoridad, que debidamente retribuida por sus servicios, mira para otro lado mientras deja hacer a los criminales.

Lo expuesto, que son meros ejemplos de las mil y un desventuras que debe sortear el ciudadano cada día, exhibe una situación que debe dejar de ser, que debe abandonarse, que obliga a barajar y dar de nuevo para que el hombre de a pie recupere la normalidad vital que disfrutaba no hace mucho tiempo, ese hombre común que salía a trabajar y sabía que a la noche estaría cenando con su familia, que no sería sorprendido por un par de delincuentes dispuestos a todo desde apoderarse de su calzado hasta quitarle la vida por nada o por estar saturados de la maldita droga que llegó para quedarse, ni sería víctima de las trampas que pone el Estado en rutas, vías férreas y en general en cada lugar donde brinda un servicio con algún riesgo sin cuidado, sin mantenimiento, sin responsabilidad.

El pueblo esta harto de tanta mentira, de tanta riqueza improvisada en los funcionarios de turno, de tantas palabras utilizadas para llenar discursos plenos de promesas que son nada al tiempo de las realizaciones, al momento de encontrar un trabajo, una vivienda digna, educación para sus hijos, salud para la familia esa pizca de consideración que le es negada por los amos sistemáticamente.

Por eso los que mandan, aquellos que el pueblo designó para que lo represente en el gobierno de la Nación, deben terminar de jugar a la política barata, a la atrocidad de enriquecerse con el dinero de la gente, cesar su desatinada ambición e invertir esfuerzos y recursos en seguridad, en elementos materiales y humanos eficientes, idóneos, suficientes, en una política de prevención, sanción y resguardo que le devuelva al soberano la paz y tranquilidad que hoy brilla por su ausencia.

Última actualización el Miércoles, 19 de Junio de 2013 18:06