Aroma a pan fresco
Uno tiene su pueblo, su casa y su gente, transcurre la infancia, llega a adolescente. Y la vida pasa. . . Con su mansedumbre de simples costumbres y de afectos tiernos. . . Y uno ni siquiera acierta a preguntarse, si fuera de eso habrá algo distinto, habrá algo más lejos. . . Y la vida pasa. . . Después sigue el tiempo, juventud que llega el pájaro adentro todo es cielo afuera. . . Que esa vida simple, apacible y pura, no calma la sangre, da sed de aventuras, y uno se pregunta trémulo y perplejo,
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qué habrá allá más lejos después de mi casa, mi calle y mi gente. . . Volveré muy pronto de nuevo a todo eso, volveré un domingo cuando al mediodía, encuentre a mi gente reunida en la mesa, los platos humeantes, y el vino caliente, y hablar seriamente de la vida simple, del perro y la parra, del horno de barro y aroma a pan fresco, volveré un domingo cuando al mediodía encuentre a mi gente, reunida en la mesa
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