Familia y escuela para cambiar Imprimir
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Escrito por hector luis manchini   
Jueves, 11 de Septiembre de 2014 15:38
escuela publica

Este país no volverá a ser hasta que la familia no asuma la prioridad perdida, pensemos en ella, que hijos y nietos armen vínculos sólidos, que lo ocasional deje de ser, que padres amorosos críen a hijos fuertes, valientes y honestos, que los llenen de nietos, que la reunión familiar sea el comienzo del fin de tantos desencuentros.

Es imprescindible recuperar la familia para que la Nación Argentina vuelva a ser, retornen mesas pobladas de charlas, risas, cantos y abrazos en la despedida, que el amor de padres, hijos, sobrinos y nietos reemplace este gris y solitario pasar, de una vez y para siempre (“Recuperemos la familia” en www.derechodelavictima.com.ar).

Lo expuesto precedentemente encuentra una opinión coincidente en la nota que la periodista Claudia Peiró realiza en el diario Infobae online del 22/06/2014 a Fabián Ferraro que titula “Hoy el narcotráfico es mucho más seductor para un pibe que las políticas públicas” donde el entrevistado afirma: “Lo que está pasando en la Argentina es que se desarmó la primera institución, que es la familia; y, como segundo elemento, la institución escuela, ahora, la escuela es simplemente un lugar donde uno va para recibir un plan. Eso es un error conceptual que me parece que tenemos que trabajar profundamente, para que la familia y la escuela, vuelvan a ser lo que han sido, pero, insisto, si no vemos que los pibes son mucho más seducidos por el narco que por la política social, todo lo que hagamos como política de inclusión va a fallar porque erramos el diagnóstico.”

Lo afirmado en la entrevista precitada es acertado, nada se podrá conseguir para cambiar la dramática realidad que nos abruma si no se trabaja en recuperar la familia deshecha por el desempleo, la pobreza y la violencia, y al mismo tiempo rehacer la escuela donde se eduque priorizando los valores de decencia, honestidad y solidaridad, virtudes que deben reflejarse necesariamente en los representantes que nos gobiernen.

Hay que escapar al clientelismo que sólo tiende la perpetuación en el poder y actuar con generosidad y patriotismo fortaleciendo a la célula básica de la sociedad, creando fuentes de trabajo dignas, viviendas y un sistema educativo donde la ética y la moral tengan un lugar prioritario en la formación de niños y jóvenes por un gobierno probo que cumpla con rigor la manda constitucional de concretar el bienestar general